CONSECUENCIAS
La guerra cristera tuvo un gran número de consecuencias,
tanto inmediatas como a largo plazo. Primero que nada la promulgación de la Ley
Calles, en la cual se le quitaron la mayoría de los derechos a la iglesia
provocó que los arzobispos anunciaran la suspensión de cultos. Esto llevó al
pueblo católico a levantarse contra el gobierno de dos formas: mediante una
rebelión armada y con una acción civil. Así comenzó una guerra en la que
participaban el estado y la iglesia, teniendo superioridad clara el estado.
Esto finalizó con la muerte de al menos 200,000 personas.
Además de
esto, se puede considerar como consecuencias indirectas que se expuso que los
grupos laicos dentro del gobierno están dispuestos a enfrentarse a líderes de
la iglesia y viceversa. Además, los líderes del catolicismo se vieron forzados
a encontrar nuevas estrategias para el desarrollo de su iglesia, de una manera
autónoma, ya que no contarían con el apoyo del gobierno. Finalmente, esta
guerra impulso a la alineación de movimientos sociales y partidos políticos con
una orientación ideológica distinta a los ya existentes.