ANECDOTAS

ANÉCDOTAS

Antonio Alfonso González Gálvez
Era cristero de corazón. Dios nos tenía que proteger, porque estábamos peleando por su gloria. Porque varios querían acabar con el cristianismo, esto es lo que causó la Revolución. Diario gritábamos ¡Viva Cristo Rey y nuestra Virgen de Guadalupe! ¡Los soldados de Cristo no han de ser detenidos! Sentíamos un valor increíble. Los jóvenes de 14 y 15 años éramos los que peleábamos en las batallas. Éramos tres hermanos. Mis dos hermanos eran buenos disparando, porque diario íbamos a la cacería. Con nosotros tres podíamos combatir al gobierno, pero muchos nos acompañaron. Los hacíamos pedazos. Pero en un combate, solo un soldado del gobierno sobrevivió y recogimos el campo, pura arma nuevecita. Nos armamos todos. Ya no pudo Calles con nosotros. Se iban a voltear 5 federales. Viendo que no la hacían. Cuando entraban a combatir era cuando morían. Veían algo de arriba, la mano de Dios. Entonces 5 federales se iban a voltear en contra de Calles. Solo que eran disciplinados y le dijeron: “No es justo que, por el capricho de un hombre, nos estemos acabando todo el territorio, cuanto combatimos cuanto morimos, y de ellos no muere nadie. Qué casualidad, nos vamos a voltear nosotros. No, no hagan eso dijo Calles. Les dimos duro.
Esa Cristiada era una cosa chula. Una cosa chula. Ni los hermanos viven como vivíamos todos. Nos queríamos más que si hubiéramos sido hermanos. Era una cosa solo por la providencia divina de Dios. El puro valor que dios nos daba, porque no queríamos que nos quitaran a nuestro Cristo de México.

Ilustración 24: Antonio Alfonso Gálvez

Carlota de Gálvez (88 años de edad)
Me llevaban al colegio muy temprano, pero envuelta, para que no me vieran que entraba yo por una ventana o me salía por una puerta. Salía del jardín del colegio, había una puertita de madera, que por ahí salíamos. Entrabamos por un zaguán grande y negro. Salíamos por la parte de atrás, pero nunca entre ni salí por el mismo lugar. No veía como entraban mis compañeras ni como salían, porque todos entrabamos disfrazados.
Cuando hice la primera comunión, el 30 de agosto de 1934, fue a las 3 de la mañana, porque estaba prohibido el culto. Salimos de la casa de mi abuela a las 2 de la mañana y la misa fue a las 3. Fuimos 3 niños a hacer la primera comunión. Todos envueltos para que no se nos viera el vestido blanco, con un manto negro.
Mi mamá me platicaba a mí, que mi abuela, cuando venían los soldados trayendo al padre Mejía y al padre de Palencia los traían amarrados, y salió mi abuela con su pistola con el mozo. Que se los quitan a los soldados y le dijo que no eran criminales, que los desamarraron y que ella se encargaba de llevarlos al pueblo. Mi abuela los desamarró, les quitó a los soldados y los llevó al tren, para que fueron a México y les dio dinero.
La monja del verbo encarnado, Juana María Marcos, me platicaba que cuando no la dejaban oficiar o vestirse con el hábito, tenían que andar cambiando de casa en casa y con la toalla con las que se bañaban en la mañana, con esa se tapaban en la noche. En el colegio, en el botiquín, ponían el botiquín, pero atrás ponían el santo con el que rezaban. Así cuando los inspectores llegaban al colegio no vieran las imágenes y que no tenían nada religioso.

Ilustración 25: Carlota de Gálvez (sobreviviente de la Cristiada)

Luis Bolaños Tinajero
Buenas tardes, voy a remembrar una vivencia de 1924. Encontrándome como secretario encargado del juzgado primera instancia en Maravatío. Sucedió entonces un caso insólito, que se me quedó eternamente grabado en mi mente como doloroso y penoso, que hasta hoy lo sufro. Se trataba entonces, el general Calles, presidente de la República, perseguía a la red católica a la sazón en Maravatío se sufrió una de las peores situaciones, porque las autoridades de ahí se juntaban mucho con el general Plutarco Elías Calles. Viví una lamentable situación; el general Calles ordenó una persecución en contra de los ACJNeros, ósea de la red católica que militamos en la asociación cristera de jóvenes mexicanos. En contra de mi voluntad fui nombrado tesorero de ese grupo. Había un grupo rebelde en contra de las ideas persecutorias católicas de las ideas de Calles. En Maravatío se generó un grupo comandado por Melitón López; presidente, Benjamín Bravo; como tesorero y yo como vocal de dicha asociación. A nosotros se nos tomó, equivocadamente, como rebeldes enemigos de la revolución y de los mandatos del General Calles. Vino una orden del general Calles que era de fusilamiento en contra de los grupos que estaban en desacuerdo con los principios anticatólicos del callismo. Esta orden decía que fuéramos fusilados en la sección de San Antonio, cerca de Maravatío. Llegó la orden y yo siendo secretario de primera instancia, milagrosamente, salvé mi vida. No obstante, los soldados estancados en Maravatío lograron la aprehensión de Eufemio Garduño y lo fusilaron. Benjamín Bravo y Melitón López huyeron. Yo me quedé en primera instancia, porque no podía huir. No obstante, mi temor a que me fueran a fusilar. Ese terrible episodio es una vivencia muy amarga en mi vida y aún la recuerdo. Existe en mi mente la pena de que hayan fusilado a mi compañero y amigo Eufemio Garduño.

La Benjamina
Me llevaron, porque grité en la calle: ¡Viva Cristo Rey! Llevaban presos a unos seminaristas y unas muchachas. Entonces yo venía del colegio con mi hermana y la sirvienta y les grite: ¡Viva Cristo rey aunque les pese! Y un policía me dijo: si vuelves a gritar te llevamos presa. Pues que viva cristo rey. Y me cogieron así de un pellizco y entonces volteé, me quité el sombrero y le di los libros a la sirvienta y le dije: anda y dile a mi mamá que me llevaron presa. Pues sí me llevaron y llegué y el jefe de la demarcación, y nombre horrible. Cogió su pistola y me la puso en el pecho; y me dijo: Si vuelves a gritar te mato. ¡Pues que viva cristo rey y la virgen de Guadalupe!, ahora máteme si quiere. Pues no me callaban y yo seguía gritando. Me dijeron: Pues mira no te vamos a matar, te vamos a meter en un calabazo lleno de animales y tu sola. No le hace. Me encerraron sola, con ratas y piojitos, horrible. Yo gritaba y hasta las cinco de la tarde llegó el coronel Guevara. Furioso y les dijo: es una vergüenza que se ensañen con una criatura. Esto se va a saber en todas las naciones. Es una vergüenza un descaro y le va a costar el cargo a usted. Abran inmediatamente la puerta. Me cogió de la mano el coronel y me dijo que en la puerta me estaban esperando. Estaba toda la calle de Pino Suárez y toda la gente me gritaba vivas. Me llevaron a mi casa y mi mamá me esperaba con una tina de agua caliente y me metió en la tina. Estaba bañándome cuando llegaron del arzobispado. El señor Orozco quería verme inmediatamente. Me vestí a la carrera y llegamos al arzobispado. Me recibió con los brazos abiertos y me dijo: Benjamina. Tú eres la Benjamina de los defensores de la causa y me levantó en vilo. Desde entonces me dijo la Benjamina.
Ilustración 26: La benjamina (defensora de las causa)
Juan Gutiérrez
Yo fui, yo soy hasta que Dios me recoja mi alma. Ya naciste en la tierra y vas a ser cristero. El gobierno quería quitar todo lo bueno, quitar templos, matar padres, eso fue lo que causó el levantamiento. Michoacán, Jalisco y Guanajuato a un tiempo, todos estaban en contra del gobierno y que por qué estaba haciendo eso y matando padres, cerrando templos y cerrando todo. ¡Viva Cristo rey y muera el supremo gobierno! Palabras de Dios y de la Virgen Santísima, que son los poderosos de todo el mundo. La Virgen María es nuestra protectora y defensora. Cuando hay algo a lo que temer, el vencerá al demonio, gritando ¡Viva Cristo rey! Vencerá al demonio, gritando ¡Viva Cristo rey! Soldados de Cristo sigamos la bandera que la cruz enseña el ejército de Dios. Sigamos la bandera gritando ¡Viva Cristo rey!
Ilustración 27: Juan Gutiérrez (soldado de Dios)

Francisco Campos
El 31 de Julio de 1926, unos hombres hicieron que Dios nuestro Señor se ausentará de sus templos, de sus altares, de los hogares de los católicos, pero otros hombres hicieron que volviera otra vez; esos hombres no vieron que el gobierno tenía muchísimos soldados, muchísimo armamento, muchísimo dinero pa´hacerles la guerra; eso no vieron ellos, lo que vieron fue defender a su Dios, a su Religión a su Madre que es la Santa Iglesia; eso es lo que vieron ellos. A esos hombres no les importó dejar sus casas, sus padres, sus hijos, sus esposas y lo que tenían; se fueron a los campos de batalla a buscar a Dios nuestro Señor. Los arroyos, las montañas, los montes, las colinas, son testigos de que aquellos hombres le hablaron a Dios nuestro Señor con el santo nombre de VIVA CRISTO REY, VIVA LA SANTÍSIMA VIRGEN DE GUADALUPE, VIVA MÉXICO. Los mismos lugares son testigos de que aquellos hombres regaron el suelo con su sangre, y no contentos con eso, dieron sus mismas vidas porque Dios nuestro Señor volviera otra vez. Y viendo Dios nuestro Señor que aquellos hombres de veras lo buscaban, se dignó venir otra vez a sus templos, a sus altares, a los hogares de los católicos, como lo estamos viendo ahorita, y encargó a los jóvenes de ahora que si en lo futuro se llega a ofrecer otra vez, que no olviden el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados".

Creación del PNR
Tras la muerte de Álvaro Obregón en 1928, el presidente Plutarco Elías Calles estableció que el país pasaría a ser una nación de instituciones, en lugar de un país de caudillos. Con esto se pretendió crear un partido a nivel nacional, con el propósito de organizar las elecciones y asegurar que estas sean pacíficas, al contrario de lo que había sucedido en transiciones pasadas.
El Partido Nacional Revolucionario se fundó el 4 de marzo de 1929 y tenía como presidente del comité a Plutarco Elías Calles, Luis L. León como secretario general y Manuel Pérez Treviño fungía como tesorero. El PR surgió como un partido de corrientes, como protector de los derechos de los trabajadores y una institución predominante en la competencia política.
En 1938, se realizó un cambio directivo en el partido debido a la ruptura entre Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Se incluyeron al partido varias centrales obreras y se cambió el nombre por el de Partido de la Revolución Mexicana. Con esto el partido se inclinó hacia una tendencia socialista, sin embargo, el gobierno de Manuel Ávila Camacho consideró incongruente el partido con sus obras, por lo que el 18 de enero de 1946 el PRI se transformó en el Partido Revolucionario Institucional. Este cambio trajo consigo una modificación ideológica: ahora con una nueva tendencia ideológica de centro derecha y enfocándose en la democracia y justicia social
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Ilustración 28: Símbolo del Partido Nacional Revolucionario